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¿Por qué escupo y no me mojo?

Hace años leí en una biografía de Marlon Brando que en una ocasión un periodista le había preguntado: "Señor Brando, usted que es tan macho, ¿cómo se baña?". Brando contestó tajante: "Mire usted, yo cuando quiero bañarme, escupo al aire y me mojo". He ahí la gran paradoja de la vida. Hay que mojarse el culo. Y lo mejor es hacerlo con el escupitajo propio para no pasar miedo y/o vergüenza. Mejor no desnudarnos delante de los demás, que luego se resbalan en la bañera. Por eso, acompañados o solos y casi por inercia, solemos echar el cerrojo cuando nos bañamos. Como mucho utilizamos esponjas. Pero las esponjas suelen estropearse pronto. En verano, por ejemplo, cuando utilizamos sandalias (con o sin tacón) se estropean enseguida cuando nos frotamos los pies sucios. Y luego... luego hay que tirarlas. Es en ese momento cuando nos damos cuenta que ese pequeño objeto de compañía HIGIÉNICA que compartía nuestras miserías íntimas era algo PRECIOSO. Hoy chicos, yo también me siento un poco esponja. Y tengo la sensación de haber absorbido demasiados secretos. Pasadme la botella de gel, mientras yo me rasco la espalda.

1 comentario

Amber -

Bueno, al final ambos hemos escrito sobre aguas, me acabo de dar cuenta... Lo que es tener los cerebros conectados.

¡Vivan las esponjas!