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Los haikus de Mme. Dos Rombos

A veces uno tiene noches raras. Ayer sin ir más lejos fue una noche rara. Me tiré en el sofá y ahí me quedé... con la tele encendida. Cuando me desperté me dolía mucho la espalda. Sí, soy de esas a las que a veces se les pasa la noche entera durmiendo en un sofá. Luego he tenido ganas de meterme en la cama pero me he dado cuenta de que ya era hora de irse al trabajo. También he pensado en no ir pero me ha dado pereza inventarme una excusa. La mañana ha sido todavía más rara. Me he dejado el móvil en casa a propósito. He recibido un email con una canción que un chico grabó ayer por la noche. Era una grabación casera, de esas de guitarra y voz. Una canción preciosa. La letra hablaba de los ojos de una chica, de secuestrar miradas, de un cigarro sostenido en los labios. Hablaba de cosas que no sé si me correspondía oir a mí pero que a ese chico le APETECÍA que escuchase. Así que la he puesto varias veces. Luego he metido un disco en un sobre acolchado y se lo he enviado al mismo chico por mensajero a su trabajo. Porque hoy era su cumpleaños.

D ha dado señales de vida y eso me ha puesto un poco más contenta. Luego he llamado a La Lomo. Le he contado que tenemos un diario y ha dicho que estamos locos. Tiene razón. De fondo se oía la voz de Paula. Paula quiere que le corten las uñas "cuanquier día de esta semana pero no un día cualquiera", ha dicho. Me he enterado de que su pijama de verano ya le queda pequeño. Y yo he decidido que no tenía hambre y no he comido.

Por la tarde me he ido al estudio de mi amigo Paco y me ha regalado un cuadro. El cuadro no es casero pero también es precioso. Se ve una chica desnuda abierta de piernas. Debajo puede leerse lo siguiente: "Lecho de gasa, mujer acuática, nacida de la cueva". Es un haiku. Paco también escribe haikus. Y los escribe en sus cuadros. La chica me gusta. No parece una guarrilla, simplemente una chica que se abre de piernas y cierra los ojos, tranquilamente, como si estuviese a punto de quedarse dormida. No se ve ningún sofá pero a mí me ha dado por pensar que ésta es de las que también se duermen a veces en el sofá de su casa. Me han convencido para tomarme una caña y luego me he ido a casa a preparar la cena para Emilio y Mercedes. He visto el wok colgado en la pared de la cocina y me he preguntado "¿cuántas veces has utilizado este trasto?". Me he sentido culpable y lo he descolgado. Ahora está sucio en la cocina. Y no me apetece fregarlo porque tengo sueño. Hoy, como me siento menos extraña, me voy a dormir en la cama y quizás escuche a Belle and Sebastian.

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