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Amber se da una vuelta

Amber se da una vuelta Mi pueblo Lo bueno: que me encanta. Lo malo: todo lo demás. Es feo, huele a vaca y cerdo y el carácter y la idiosincrasia son de lo más rancio y casposo, castellano en toda su extensión y significado.

Para un turista como yo (desde hace unos años) todo esto no deja de ser anecdótico y yo me escapo allí y encuentro la paz y la tranquilidad en tiempos de tristeza y estados carenciales. Olvido mis problemas y vuelvo a la infancia, que no es poco.
Sin extenderme mucho, me parece genial haber nacido allí, porque hay cosas imposibles en una ciudad que puedes vivir en la infancia y la mezcla de mi cultura urbanita y rural me parece bastante interesante…

El caso es que estuve la semana pasada. Sin las risas y la gente del verano, casi desierto. Siempre voy en bici, a todo gas, y saludo a los pocos que callejean. El sábado quedé con Kike, tenía un regalo para su preciosa casa cereza y marfil, antes conocida como La Factory (¡tambien allí!). Aparecieron mas visitantes de todos los sexos y nos tomamos unas copas antes de escapar al pueblo de al lado, que eran fiestas. Está a solo 7 kms del mío, pero el ambiente es muy diferente (200 habitantes), mas rural si cabe y más sano, sin duda. Se nota el aire serrano y las casas tienen unos portales de piedra muy bonitos.
Recorrimos bares, saludando gente e incluso a mis amigos de toda la vida, que los tengo un pelín abandonados por estas propuestas mas jóvenes y divertidas (la media de edad de mi grupo esa noche: 23) y acabamos asustados y divertidos con la demostración de Diego sacando fuego del coche de su padre, entre explosiones y perros que huían de pavor.
Después volvimos y bailamos hasta que alguien me indicó algo raro en la orquesta: el guitarrista iba solo vestido con un mandil de cocina (con músculos dibujados), slip y zapas, además de un pelo jevi muy elocuente. A media canción el cantante tiró de mandil y ¡de slip! con lo que el chico quedó tapado solo con la guitarra, ante el delirio general y el vocerío. El, sin amedrentarse, agarró el micrófono y dijo, muy macarra: ¿¡Que pasa, que nunca habeis visto una polla!? Pues si que la hemos visto, e igual de borrachos y a altas horas, pero con intenciones y circunstancias diferentes. El tio estaba depilado al completo, lo pudimos ver tras la guitarra. Y otros enloquecen con las Dirty Princces (por cierto, hace unos días me presentaron a la novia de Big Toxic y daba un poco de miedo, serían mis prejuicios…)

Total, que volvimos a altas horas entre fantasmales encinas y el Allergic de Miss Kittin de fondo, la mejor canción para un jeep-chill-out post fiestero.

1 comentario

yosoyesa -

Amber me encanta cuando cuentas cosas de tu pueblo. Os pasan unas cosas loquísimas.